sábado, julio 15, 2006

Análisis de la Hipótesis

Como hipótesis, podemos decir que la identidad chilena es una que está constituida por la mezcla de culturas, producto de historia e inmigración. Desde su fundación, en Chile existe el intercambio, al menos, comercial, entre los habitantes originarios de ese país con otros como los incas. Posteriormente, tenemos el periodo colonial español, que marcaría para siempre en nuestra cultura cosas tan elementales como el lenguaje, instrumentos del Viejo Mundo, etc. En aquella época, se conoció el concepto de música docta, que era el canon de lo bello en términos musicales, no como la música del pueblo donde bailaban los primeros pasos de lo que hoy conocemos como cueca.

Con la Independencia, Chile se liberó y oleadas de inmigrantes llegaron por más de una centuria. Desde ese entonces, la actividad artística comenzó a surgir y desde ese entonces, muchos han cuestionado el concepto de identidad chilena en el arte, qué es lo propio de Chile; ¿si la mezcla de culturas junto con la ubicación aislada con vista al mar?

Cáceres en su artículo plantea que los músicos navegan día a día recogiendo visiones sonoras, no sólo de lo cercano tangible, sino, también, de lo cercano intangible. Ellos buscan permanentemente e investigan, transgrediendo los límites, creando caminos de integración global. El acercamiento a nuevas propuestas nace de esta globalidad, que adquiere su localismo en una actitud de apertura permanente a aquello que resuena y trasciende (Cáceres, 2001).

Entonces, ¿cómo se puede entender el fenómeno de los músicos en Valparaíso? Esta ciudad es cosmopolita, ha recibido por décadas a diversas culturas producto de la inmigración. Italianos, franceses, ingleses y alemanes han dejado una huella que se puede apreciar en cierta arquitectura, hospitales, compañías de bomberos, y hasta en el popular club de fútbol Santiago Wanderers. El crecimiento urbano y su topografía han configurado un escenario único en el mundo. Junto con esto, no existe una fuerte exclusión social en cuanto a la distribución urbana, por lo que existe una diversidad social perceptible.

Toda esta absorción de culturas ha provocado que sus habitantes se retroalimenten de ella. Por eso Valparaíso es tradicional cuna de grandes artistas del país. La ciudad que atrajo a Rubén Darío y a Neruda parece ser el marco ideal para desarrollarse como artista. Aunque falten los recursos económicos, hay una escena artística desarrollada. Por ende, debe haber una identidad cultural que la sostenga.

Según Osvaldo Fernández, en su texto Rebelión, la cultura porteña es “aquella que brota atomizada, fragmentada, inventada o reinventada, anárquica, y que se produce y disemina tanto en los cerros, como en distintos rincones del casco urbano”. Plantea que en un contexto social de consumismo y de globalización, surge la necesidad de hacer cosas en respuesta al consumo cultural impuesto por los medios.