sábado, julio 15, 2006

Reseña Histórica

Hacia el año 1536, en un despejado día primaveral cuando los vientos del sur soplan desde los cerros, don Juan de Saavedra, capellán de Diego de Almagro, descubre en la bahía donde hoy se asienta Valparaíso, un excelente lugar para fondear navíos.

Los motivos que lo inspiran son la existencia de vertientes de agua y de pobladores tranquilos. No obstante pasarían años antes de que tenga un gobernador que incentive la ocupación del lugar, lo que comienza a darse en 1544 con Don Juan Bautista Pastene, nombrado por Pedro de Valdivia.

Durante el s.XVIII, Valparaíso tiene gran actividad. En 1730 es destruido por un terremoto y una salida de mar, afectando principalmente al Almendral. En 1789 se crea su primer cabildo que el da el nombre y la patrona protectora a la ciudad, la virgen de Puerto Claro. La autorización de comercio con Inglaterra y EE.UU. le da un mayor movimiento a la actividad portuaria, la que se vio incrementada por el interés que despertaba el océano pacífico a los exploradores y aventureros, la debilidad de España, y el Cabo de Hornos como ruta alternativa de navegación.

Aquí en Valparaíso aparece el periódico más antiguo de Latinoamérica aún en circulación, mientras que el naturalista Charles Darwin desembarca en Valparaíso para realizar sus primeros estudios.

Entre 1850 y 1860, se inauguran la Bolsa de Comercio, el Primer Cuerpo de Bomberos de Chile, la actual Aduana, el ferrocarril Valparaíso - Santiago, y el primer banco privado del país. Pero una nube opaca sus fulgores de adelanto. La flota española aparece y bombardea la indefensa ciudad, sus almacenes y su ferrocarril.

En 1888 recibe los restos de sus héroes en el monumento de la plaza Sotomayor. Finaliza el siglo con un puerto cuya fama, importancia e influencia, se extiende por todo el Pacífico y trasciende en todo el mundo. La ciudad supera los 40.000 habitantes, y ha vivido una de sus mejores épocas.

Si tuviéramos que caracterizar el siglo XX en Valparaíso, podríamos afirmar que el tiempo no trascurre por la ciudad. Es como si se hubiese detenido en la época gloriosa de mayor auge como ciudad portuaria y sólo estuviera ocupada por otra gente. El siglo comienza con dos sinos trágicos: uno de ellos es el vergonzoso saqueo sufrido después de la derrota de las tropas de Balmaceda en los altos de Placilla. En el año 1906 un gran terremoto arroja al suelo gran parte de la ciudad y el mar inunda en su crecida otras. Hoy en día gran parte de los edificios que vemos, datan de la reconstrucción. Los más inmediatos son los que encontramos en las avenidas Brasil y Errázuriz, terrenos ganados al mar después del trágico episodio relatado. Hoy en día la ciudad sólo se agita circunstancialmente con motivo de alguna festividad tradicional, algún acto oficial, o la visita de alguna escuadra extranjera, algún portaaviones o trasatlántico. El puerto aún conserva como actividad exportadora el embarque de fruta hacia los mercados extranjeros.